Turismo y Salud: Importancia del Turismo Salud en el Desarrollo de Punilla

Prof. Norberto E. Huber, Bialet Massé.

 

Resumen

Las Sierras de Córdoba, y en particular la región de Punilla geográficamente abarcada entre las localidades de Bialet Massé y Capilla del Monte, se especializaron durante la primer mitad del siglo XX en el tratamiento de la tuberculosis. Ancestralmente conocida y famosa para la mejora de las afecciones pulmonares, recibió el impulso final de especialización al formalizarse la instalación del Hospital Santa María a principios del siglo XX. La región dejó de especializarse en la curación de enfermos pulmonares, y con ello las consecuencias la estigmatización y aislamiento que la había caracterizado fueron desapareciendo, pero deben considerarse al analizar su actual especialización turística, a los fines de determinar estratégicamente su especialidad turística.

 

Buscando Placer y Salud

Ya nuestros antepasados comenzaron a disfrutar de su tiempo libre y el de trasladarse a otros sitios distintos al de su residencia habitual, a fin de gozar de las bondades de otros climas o simplemente otros placeres que no existían en su morada. Dentro de estos placeres, podemos incluir el disfrute de placeres saludables, incluyendo el mejoramiento del cuerpo humano.

Uno de los primeros motivos que impulsaron a nuestros antepasados a viajar y gozar de otros confines mundanos fue el seguir sugerencias, por aquellos momentos ancestrales, de los conocidos sanadores regionales. Visitar y gozar de aquellos lugares recomendados para realizar tratamientos mejoradores y preventivos de la salud humana puede haber sido entonces el primer motivo para viajar y pernoctar en otro lugar con motivos placenteros. No dejamos de considerar que, probablemente, los primeros motivos que llevaron a los humanos sedentarios a viajar a otros lugares fueron las necesidades de alimentación incluyendo conquistar tierras mas prolíficas. Asimismo, la realización de prácticas religiosas, ampliamente relacionadas con curas "milagrosas", permitieron la constitución de lugares bien determinados que fueron trasmitiéndose por generaciones y culturas.

Tal vez el mas conocido nombre de un lugar de turismo mundial antiguo sea "Termas de Caracalla", destacado lugar romano.

 

Buscando Placer y Salud en Argentina

En nuestro país, el nombre del lugar mas conocido y antiguo tal vez sea "Termas de Río Hondo". Este lugar, conocido por los originarios de estas tierras como "Yacu Rupaj" (aguas calientes), fue una región muy atrayente en virtud de sus propiedades curativas "mágicas" que le llevaron a lograr representarse como lugar religioso para los aborígenes de una amplia región. Para padecimientos reumáticos y artríticos, los baños termales eran fantásticamente prodigiosos y contrastaban con la imposibilidad de lograr alivios y mejorías por casi ningún otro método, incluyendo yuyos y brebajes varios.

Los colonizadores hispánicos y sus sucesores continuaron haciendo uso de las termas. Describiendo las Termas de Río Hondo a fines del siglo XIX, y citando escritos de Hércules Corti, "... estos lugares son casi inaccesibles en la actualidad (1888), por la ninguna comodidad que ofrecen al viajero enfermo aquellos solitarios y vírgenes parajes, desprovistos de hoteles y otras instalaciones de carácter indispensable ... todos los inviernos se ven frecuentados estos baños por más de 50 a 100 familias huéspedes que pasan allí su temporada balnearia ... en aquellos tiempos (1888) era la gente pobre, de poblaciones vecinas, la que constituía la masa principal de los bañistas; hoy (1918) son la mayoría enfermos acomodados y distinguidos que llegan de Santiago, Tucumán y Buenos Aires... "

En San Juan, fueron de la misma manera conocidos lugares como Pismanta y La Laja. Pismanta, indicada para tratamientos de reumatismo, diabetes y afecciones hepáticas, era adorada por los aborígenes. Según escritos de Miguel Khatchikian, "... al llegar al lugar, que en lengua aborigen se llama "rayo de sol por el lado derecho", se hacía una ofrenda al dios dueño del manantial. Si era rechazada significaba que el enfermo no tenía cura ...".

En Salta, Rosario de la Frontera inició la explotación turística de sus recursos termales ya por 1879. En 1896 inauguró el Hotel Termas Rosario de la Frontera albergando a 187 personas en 87 habitaciones, la mayoría con baño privado.

 

En Jujuy, en los albores del siglo XX, fue construido el Hotel y casino Termas de Reyes. Las propiedades curativas del lugar ya eran conocidas por los aborígenes y, según comentarios en la guía Peuser de Turismo de 1951, el médico Ismael Carrillo opinaba en 1878 que " ... Estos baños favorecen de un modo notable la exalación cutánea, activan la circulación periférica y producen un efecto derivativo, siendo ellos provechosos y reputados para curar muchas enfermedades. Son principalmente aplicables a las enfermedades reumáticas y dartrozas, afecciones hérpicas, enfermedades nerviosas y crónicas ...".

En Mendoza, la compañía de Hoteles Sud América, de propiedad de los Ferrocarriles británicos, administró los hoteles Cacheuta y Puente del Inca. El Hotel Puente del Inca, conectado a través de un túnel con la estación homónica del ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico, inauguró a principios del siglo XX.

La provincia de Córdoba, por su parte, y específicamente la zona serrana, también comenzó a utilizar sus recursos turísticos basándose, primordialmente en su clima saludable.

 

Clima Saludable de las Sierras de Córdoba, comentarios de diversos autores

Las Sierras de Córdoba fueron, desde tiempos inmemoriales, recomendadas por su excelente clima. Destacamos ya que los lugares donde existen "Termas" permitieron el desarrollo de lugares turísticos termales, donde el principal y estratégico factor fueron (y son) los beneficios saludables que brindaban (y brindan). En Córdoba, por su parte, ubicada a una muy interesante latitud geográfica y desarrollando sus serranías a una altura muy adecuada, tuvo siempre como uno de los mayores atractivos su clima serrano, reconocido ancestralmente por sus efectos beneficiosos saludables, y entre ellos, destacadamente para las afecciones pulmonares.

En 1881 Juan Schrivener, médico Inglés, publicó su "Geografía Física y Meteorológica de los Andes de Perú" en la Revista Médica-Quirúrgica de Buenos Aires, donde, de entre interesantes observaciones efectuadas desde su radicación en el país en 1825, mencionó que "...las montañas de Córdoba serían igualmente ventajosas para los enfermos tísicos de Buenos Aires como el valle de Jauja para los tísicos de Lima...El aire de las montañas de Córdoba es tónico y vivificante...La marcha progresiva y alarmante de la tisis tuberculosa debe preocupar la atención de las Autoridades Públicas para la formación de un Sanatorio para tísicos en las serranías de Córdoba...".

En 1882, el Dr. Oscar Doering, sabio Alemán miembro de la Academia Nacional de Ciencias inaugurada por Sarmiento en 1871, publicó su "Medición barométrica de alturas de la sierra de Córdoba" y estudios sobre el clima de la Provincia de Córdoba.

Durante 1883, el Dr. Susini, de reputado prestigio por entonces, tal lo relevado y publicado por Efraín U. Bischoff en su libro "Casos y Cosas del Viejo Cosquín" y donde menciona como fuente el periódico "El Eco de Córdoba" del 26 de Julio de 1883, estuvo por Córdoba para "...estudiar las conveniencias que ofrecerá el establecimiento balneario en Cosquín, punto de la sierra frecuentado por los enfermos que vienen durante la estación del verano del litoral..." y expresando además que allí se gozaba de "...una temperatura agradable y el agua del río contiene zarza en abundancia y otras sustancias medicinales...".

En 1887 el Dr. Enrique Tornú publica su libro "Climatología médica de las sierras de Córdoba" y posteriormente "La cura de altitud en las sierras de Córdoba", donde exponía el resultado de sus investigaciones sobre los beneficiosos efectos de la región en el tratamiento y curación de los enfermos pulmonares. Volvería, a finales de siglo, a publicar periodísticamente insistiendo en apreciaciones sobre "las enfermedades que curaban los aires de las sierras".

En 1889 el Dr. J. M. Astigueta propone la creación de un hospital para tuberculosos en las montañas de Córdoba. El Dr. Félix Garzón Maceda, valoriza su intervención destacando, que, tal lo aseverado por el Dr. E. Coni, Astigueta fue el primero "...quien en su carácter de funcionario y desde una posición administrativa formuló un proyecto de profilaxis pública contra la tuberculosis a base de un Sanatorio donde se aislasen y se curasen beneficiando del clima de nuestras montañas" .

El Dr. Felix Garzón Maceda, en escritos de 1916 expresó que, Buenos Aires, "... experimentando las tristes consecuencias de la propagación del Bacilus de Koch y de su nefasta obra, realizada en el seno de los mas distinguidos núcleos de familias diezmadas por el microbio culto, que gusta vivir en artesonados palacios parasitando en la aristocracia sibarita, por muchas causas predispuestas; tomó a seria preocupación el estudio del problema...".

En 1894, el Dr. Samuel Gache diseñó un proyecto para tratamiento de enfermos pulmonares en Córdoba, que presentó a nivel nacional. Una Comisión que lo estudió recomendó erigir hospitales en Buenos Aires y en Capilla del Monte, donde se erigiría el "Sanatorio Nacional", pero el proyecto no se efectivizó.

 

La formalización de la Institución Sanatorial

En 1899, el Congreso Nacional acordó otorgar al Dr. Fermín Rodríguez, reciente egresado como médico Tisiólogo de la Universidad de Buenos Aires, un préstamo de "...250.000 pesos moneda nacional para favorecer la rápida construcción de un Sanatorio para Tuberculosos, proyectado en la localidad de Santa María, al sud del Valle de Cosquín (Sierras de Córdoba)...".

 

El 24 de Junio de 1900 fue inaugurada la "Estación Climatérica Santa María", institución señera en nuestra provincia y en el país en el tratamiento de las enfermedades pulmonares en general, y tuberculosas en particular. La región serrana cordobesa centralizada en Cosquín se formalizó como una zona especializada en la atención de enfermos pulmonares. Hoteles, instituciones sanitarias, y los mas variados servicios, comenzaron a especializarse en la atención de los enfermos, sus necesidades y las de sus familiares y amistades.

 

A partir de 1915 se ampliaron las instalaciones del Hospital Santa María, ya nacionalizadas, comenzando a albergar a miles de enfermos tuberculosos de todo el país, y limítrofes. Solariums para cada sexo , reposo, y abundante alimentación, sumada a los tratamientos mas adecuados del momento se posibilitaron por el aporte del erario público. La empresa inicial había resultado, para el Dr. Fermín Rodríguez un pésimo negocio económico, pero había resultado en una institución sanatorial estatal que signó por gran parte del siglo XX a todas las Sierras de Córdoba.

En vista de los buenos resultados del Sanatorio Nacional Santa María, basado en la original Estación Climatérica Santa María de 1900, otros centros de atención de enfermos pulmonares son inaugurados en otras localidades, por ejemplo la Estación Climatérica de Ascochinga, inaugurada en 1927.

 

Institución Sanitaria. Aislamiento, Estigma y Marginación

Atento a las pautas sanitaristas de fines del siglo XIX, toda institución sanitaria que se diseñaba a principios del siglo XX para los enfermos tuberculosos correspondía con los avances de la medicina hasta esos años, y, fundamentalmente, estaba no solo apañada sino basada en las pautas sociales y políticas imperantes, mayormente de los gobiernos y las clases por entonces dominantes.

Recién en 1882 se había descubierto el Bacilo de Koch, causante de la enfermedad, y las modalidades de tratamiento comenzaban a racionalizarse, avanzando muy paso a paso hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, momento del descubrimiento de los antibióticos, específicamente la estreptomicina, y al poco tiempo un par mas de medicamentos posibilitaron que el tratamiento ambulatorio reemplazara al original aislamiento obligatorio.

Comenzado el siglo XX, los gobiernos de todo el mundo formularon pautas para las instituciones sanitarias que trataron la pandemia tuberculosa, y en donde el aislamiento implicaba una necesidad de barrera sanitaria para la comunidad limitando la expansión del flagelo.

El aislamiento del enfermo comportaba la estigmatización del tuberculoso y la consecuente marginalización de la sociedad. La marginalización, en cuanto implica considerar de esa manera a la persona que se encuentra en los "Márgenes" sociales, políticos y culturales de una sociedad determinada, llevó a muy especiales características en las costumbres en las Sierras Cordobesas. Costumbres de los habitantes y costumbres y actitudes de los visitantes de cualquier región que como la Punilla, dedicada, en algunas comunidades ligeramente y otras comunidades altamente especializadas en el tratamiento de la enfermedades pulmonares.

La ciudad de Córdoba estableció 3 hospitales para el tratamiento de los enfermos pulmonares: El Tránsito Cáceres, el Rawson y el Misericordia. Allí se producía el aislamiento y marginalización de los enfermos "estigmatizados" o sea, marcados, de una forma "urbana". En las Sierras, específicamente, se producía el aislamiento y la marginalización, en una forma "rural", en el Hospital Nacional Santa María y otras instituciones menos masivas, aunque no menos especializadas. En el caso del hospital Santa María, el cerco rural se completó con la formación de poblado circundante, provisto de todas las facilidades y comodidades posibles, y cubierto económicamente por buenos salarios y amplia distribución de comida a los enfermos, trabajadores y sus familiares y allegados.

Sabido era que una buena alimentación, tranquilidad, y buen clima, incluyendo buen sol, eran las mejores armas contra la tuberculosis y su prevención. Ya bondadosa en clima, y establecidos los entes sanatoriales, la región pasó a producir comida, y distribuirla de tal manera, y en tal grado, que el recuerdo y sus consecuencias aún perduran en los agradecidos lugareños y sus descendientes. ¿Quién querría volver a su pueblo, o con sus antiguos amigos a la gran capital, a padecer nuevamente, y mas, aquel estado de separación física y voltear de rostros ante cada tosida o gesto "peligroso" de contacto físico? La "marcación" la "estigmatización", ya se había producido, y era muy difícil la "vuelta atrás". Aquellas prebendas alimenticias y económicas fueron la dádiva que el "Estado benefactor" otorgó a aquellos que, con sus propios cuerpos y esfuerzos, "pusieron el pecho" humano para completar la mano de obra y respaldo comunitario indispensable para conformar aquel "cierre", aquel aislamiento, indispensables por entonces para el tratamiento y contención del, por entonces temible flagelo de la tuberculosis.

Esta característica marginalización resultante de la estigmatización del tuberculoso necesario para el aislamiento de la enfermedad, básica creencia de comienzos del siglo XX, marcó a toda la región de Punilla, y debe ser considerada como factor básico del desarrollo del turismo en las Sierras de Córdoba, en general, y del Valle de Punilla, en particular, a menos se quiera escamotear verdad a los orígenes del desarrollo de la mas importante industria de la región.

Comunicaciones y Salud en las Sierras de Córdoba

Fue en el Hotel "La Victoria" de Capilla del Monte donde se sirvió el 11 de octubre de 1892 aquel fastuoso almuerzo al Gobernador Demetrio de la Pasión Pizarro y comitiva, peregrinos originarios de la Ciudad de Córdoba que llegaron hasta la estación de ferrocarril recién inaugurada, al frente mismo del Hotel. Pizarro inauguraba aquel día el monolito al Descubrimiento de América en el Lago San Roque, luego bautizado por la creencia popular "Centro de la Republica".

Ni Pizarro y su séquito aquel día, ni tampoco ninguno de los políticos que frecuentaban el Hotel Mundial de Cosquín (también alli enfrente a la estación de Tren), y las largas y etílicas tertulias serranas, ni los que se aventuraban a Tanti o a San Esteban, o a los cientos de lugares de viejos parientes o conocidos, ninguno, temía por el contagio que empezó a ser considerado arriesgado en la segunda década del siglo XX.

El Tren del "Córdoba and North Western Railway" permitía llegar a cualquiera de las 18 poblaciones de punilla y regresar, si deseaba, en el mismo día, acortando, a partir de 1892, los días de viaje a horas; y cómodamente sentado en, para la época, lujosos vagones.

 

Cuando en 1897 el grupo Tornquist construye el Hotel Edén en tierras de la Estancia "La Falda" (de la Higuera), conocía muy bien de las benignidades curativas de las Sierras Cordobesas. El grupo empresario, representado en el emprendimiento por el alemán Juan Kurt, ya estaba especializado en establecimientos hoteleros. En la capital de la provincia de Córdoba, el bello Hotel San Martín alojaba turistas que seguían viaje hacia otros establecimientos de las serranías, dentro de los cuales se contaban el Edén y el

Hotel Santa María, hoy Bialet Massé, también propiedad del grupo hotelero. Cada establecimiento atendía distintos sectores sociales, y ninguno consta como especializado en alojar enfermos, pero permitían, y gozaban de los favores de los "touristas" que sabían reconocer las dulzuras del clima cordobés, bondadoso para el restablecimiento de la salud.

Cuando debió justificarse la necesidad y financiamiento del tren que recorriera Punilla, allá por 1888, ya el área serrana de la Provincia de Córdoba era famosa desde la época de la colonia por sus bondades para las afecciones en las vías respiratorias, pero fue el ferrocarril el que le díó un mayor impulso a dichos comentarios. Las posibilidades de trasladarse desde Buenos Aires a Córdoba en medio día, comparando con la polvorosa semana que significaba hasta entonces, y sin tener que parar en las "Postas", primeras "Posadas" de la colonia, significó una realidad para aquellos, que aún con una salud delicada, podrían trasladarse bastante rápida y cómodamente, a las afamadas "Sierras Cordobesas", incluyendo el tan reputado servicio de "Camarote", que motivaba que algunos pasajeros del servicio Buenos Aires – Córdoba recién se levantaran de las literas cuando los vagones comenzaban a ser limpiados, y pedían tiempo extra para permitir que una lavada de cara desvaneciera los vahos etílicos, restos de la agitada tertulia y posterior resaca. Desde allí, estación Mitre, a tomar el Tren de las Sierras, había que tomar el TramWay (a caballo, claro) que llevaba hacia la otra Estación (Alta Córdoba), para llegar en otras pocas horas a su destino serrano.

Cuando en 1911 la empresa propietaria del Ferrocarril Central Argentino compró en Alta Gracia el "Sierras Hotel" para alojar sus directivos, ya conocía de las bondades del clima serrano cordobés. Y en 1921 adquirió allí mismo la "Quinta La Florida" para alojamiento y esparcimiento veraniego de todo su personal. Todo el personal del Ferrocarril Central Argentino, organizadamente, gozaba de un pasaje especial para pasar los fines de semana en la localidad de Alta Gracia. Y la localidad se vió beneficiada grandemente con tal selecta visita que, gozando de ese esparcimiento, recuperaba y potenciaba su buena salud en las sierras cordobesas.

 

Pero hacia 1920, los vagones repletos de forasteros traían a Punilla personas cargadas de esperanzas. Esperanzas de sanarse en una región privilegiada por la naturaleza, y en donde estaban establecidos no solo aquel legendario Hospital Santa María sino también muchos sanatorios de entes estatales, gremiales y privados. También estaban muchos hoteles y hospedajes. Cada establecimiento sabía que el motivo de peregrinación era la esperanza de cura. El paso de los vagones era acompañado por los pañuelos. Todos se tapaban la boca y la nariz con el nada secreto miedo del contagio. Si estaban sobre el tren, miraban hacia los hospitales, y si miraban pasar al tren imaginaban a los enfermos transportados. Pero no todo era tan así. Cientos de miles de personas armaban un circulo protector de esos miles de si, enfermos pulmonares. En el mismo Hospital Santa María había mas personas involucradas con el cuidado y alimentación, directa o indirectamente, de los internados, que internados. Y en cada uno de los poblados, igual. Al amparo de las instituciones específicas, florecieron los establecimientos y los servicios para ya no solo atender a los forasteros enfermos sino también a los familiares de los mismos.

Atento a los escritos del Dr.Francisco Súnico, en la segunda década del siglo XX Punilla estaba "... alimentada por sus tres grandes puertas de entrada a tuberculosos "forasteros", estaciones climatéricas de Bialet Massé, Cosquín y Capilla del Monte, fuera de otros núcleos intermedios". Recordemos que por las localidades al sur del Lago San Roque no se especializaron en el tratamiento de enfermos pulmonares, y de Cruz del Eje al norte las condiciones climáticas y sociales no favorecían el tratamiento de enfermos pulmonares.

En esta particular región, las modalidades habitacionales, de divertimento y en general, de consumo, se amoldaron tanto a las necesidades de los lugareños como a los requerimientos de los forasteros que llegaron a la región en búsqueda de su salud o del familiar aquejado que motivaba la visita, ya sea del día, temporada, o cohabitación, caso de muchos maridos y esposas que cambiaron su lugar de residencia y, luego, ya ambientados, se quedaron.

 

Declinación durante la segunda mitad del siglo XX

Hacia 1945, el advenimiento de la estreptomicina significó un punto de inflexión en el tratamiento de las enfermedades pulmorares, en el mundo y en las Sierras de Córdoba, específicamente Punilla. Los nuevos tratamientos que correspondieron luego del advenimiento de los antibióticos de la postguerra fueron mas eficaces, rápidos y generalmente ambulatorios. Comenzó con ello a decaer la necesidad de prolongados tratamientos en instituciones específicas, y comenzó el lento declinar de dichos nosocomios y servicios asociados.

Entre 1945 y 1950, por otra parte, los asalariados argentinos contaron masivamente con vacaciones anuales pagas, y con gremios que facilitaban las mismas. Las Sierras de Córdoba se poblaron de Colonias Turísticas Gremiales y miles de Turistas renovaron las expectativas ocupacionales regionales.

 

También entre 1945 y 1950, importantes empresas urbanizadoras comenzaron masivos loteos serranos, que, favorecidos por las florecientes perspectivas económico-sociales. comenzaron a instalar paulatinamente casas de veraneo en las antiguas localidades, en los nuevos loteos, y rodeando las colonias gremiales.

Comenzó entonces a cambiar el perfil de los turistas en nuestras sierras, pero siempre valorando las ancestrales bondades climáticas de las Sierras de Córdoba.

 

 

 

 

Bibliografía:

Bischoff, Efraín. Casos y Cosas del Viejo Cosquín. 1995, Córdoba

Carbonetti, Adrián. Enfermedad y Sociedad. 1998, Ed. Municipalidad de Córdoba.

Corti, Hércules. Las Aguas de las Termas de Río Hondo. 1918, Min. Agr. Nación, Dir. Gral. de Minas, Geología e Hidrología.

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Huber, Norberto. El Santa María de Ayer, La estación Climatérica y el Hospital Colonia. 2000, Ed. Copiar, Córdoba.

Huber, Norberto. Paisaje y Vida del Valle Cordobés San Roque., 2001, Ed. Copiar, Córdoba.

Khatchikian, Miguel. Los recursos turístico-termales de Argentina, Provincias de Mendoza y San Juan, 1988, CIET, Bs. As.

Schluter, Regina. El Turismo en Argentina, del Balneario al Campo. 2001, CIET, Bs. As.

Súnico, Francisco. La tuberculosis en las Sierras de Córdoba. 1922, Bs. As.

 

Norberto Edmundo Huber.

Maestro Normal Nacional, 1968, Escuela Normal Mixta D.F.Sarmiento, Esperanza. www.huber.com.ar

Analista de Sistemas de Información, 1986, U.T.N. Fac. Reg. Córdoba.

Jefe del Laboratorio de Computación, Profesor Adjunto, Dpto. Sistemas, UTN,1986-90.

Consultor en Informática Educativa, Ministerio de Educación Pcia. Cba, 1990-1991.

Consultor en Informática y Proyectos de Desarrollo, 1992-1997.

Investigación Histórica del Dr. Juan Bialet Massé y Región sur de Punilla, 1998-2005. www.bialetmasse.com

Director Museo Bialet Massé, Museo Histórico Municipal Bialet Massé, 2004-2005. www.museobialetmasse.com.ar